lunes, 10 de enero de 2011

Arizona: un llamado contra el uso irresponsable del discurso político

Roberto Salas

Arizona es un estado donde se ejecutan políticas publicas y legislaciones que violentan los derechos humanos en consecuencia del odio propiciado por la falta de ética política de quienes tienen posiciones de autoridad. Al margen del contexto de lenta recuperación económica y del debate respectivo al derecho a portar armas en Estados Unidos, lo sucedido refleja la gravedad de abusar de la retórica de confrontación.

El tiroteo hace eco al prejuicio y al abuso del que son objeto las minorías. Arizona es un estado en que la polarización y la violencia actuales son parcialmente consecuencia de la falta de voluntad de algunas autoridades para reconocer cambios sociales evidentes que ameritan nuevos acuerdos. El caso constituye una gran lección para cualquier sociedad y en particular para México de cara al próximo proceso electoral federal.

La retórica política que divide y engendra violencia se nutre del prejuicio, la discriminación y la falta de respeto. Ya sea en el caso de una figura eclesiástica contra una autoridad gubernamental, de un político de izquierda contra otro de derecha; de un legislador contra el Ejecutivo Federal, o en cualquier otro.

La diferencia de opiniones plantea un reto ante el cual la agresión y la falta de respeto haya ocasión sólo entre los incapaces de comunicar sus ideas. Así pues, porque en México muchas figuras públicas no están a la altura del país al que aspiramos, corresponde a los ciudadanos reconocer nuestra co-responsabilidad en la calidad de nuestros procesos políticos.

El lamentable caso de Arizona hace necesario que, con el proceso electoral próximo en México y con base en el antecedente de la campaña de 2006, los mexicanos renunciemos a la tentación de no respetar a quienes piensan diferente.