
Por Jorge Añorve
Imaginemos que tenemos una persona que enferma. Algo sencillo, un resfriado clásico. Le diremos que no fume, que se cuide, que se abrigue. A la semana, el enfermo ha empeorado, tiene más fiebre, se encuentra peor. Le decimos que guarde cama hasta que la fiebre le baje. A los días, un catarro normal se ha convertido en una pulmonía. Le damos medicamentos. El enfermo empeora, y al final muere.
Tal vez, la culpa fue del médico, tal vez de los medicamentos. ¿Y si la culpa fue del enfermo? No hizo caso de los consejos: fumaba, salía de noche, bebía, no se tomaba las medicinas, y en definitiva no hizo nada para curarse. La razón es que no quería que su nivel de vida se viese interrumpido por nada. Era incapaz de hacer cualquier esfuerzo para sanarse.
El poco interés del Gobierno griego, y muy especialmente de su gente, ha conducido al país a donde está ahora. Ha vivido de forma irresponsable, y ahora que está seriamente enfermo, quiere permanecer en la "ilusión de riqueza" del pasado.
Cualquier movimiento para estabilizar la situación del país se ha traducido en alborotos, huelgas, manifestaciones, actos violentos y muy violentos por parte de la ciudadanía.
Todas las noticias que vemos en los medios de comunicación (deuda elevada, fuga de capitales, desconfianza) son hechos circunstanciales que se producen en toda crisis. Si una persona se resfría, es normal que tenga dolor de cabeza, fiebre o cansancio. Todos estos síntomas no son un problema, porque si el enfermo se cura, desaparecerán. Si Grecia se pudiese curar, los elevados montos de deuda y la desconfianza desparecerían y el dinero que se ha ido, volvería. Incluso, si lo hiciesen bien, el país podría ir mejor que nunca. Irlanda, que ha sido duramente golpeada por la crisis, parece que lo va a conseguir, pero no le saldrá gratis en términos sociales. La economía irlandesa se ha puesto las pilas y está dispuesta a curarse. Grecia no. Quiere seguir enferma porque es incapaz de ver la dura realidad a la que se enfrenta.
Al igual que otros países, como España, Grecia ha copiado todo los vicios de otros Estados y rechazado sus virtudes. Quieren vivir como alemanes o suecos con un estado paternalista, y a la vez, tomar el modo de vida latino, trabajando lo mínimo y sin responsabilidades. Es el camino del socialismo, del parasitismo. Siempre viviendo a costa de los demás.
¿Qué cree que ocurriría si aquí en México el Estado redujera los salarios de los funcionarios en casi un 20% o el Gobierno recortase ayudas como ha hecho Irlanda? Muy probablemente pasaría lo que en Grecia. Los burócratas, sindicatos y rentistas estatales paralizarían el país. Algún día pasará factura tal actitud. Tomemos nota de la situación griega, podría estar escribiendo nuestro futuro también.