miércoles, 23 de diciembre de 2009

Democracia efectiva, sí reelección


























Por Miguel Ángel Sánchez Studer

En México no es sencillo hablar de la reelección. Todos sabemos de memoria la frase que Francisco I. Madero hizo su principal legado, la cual dice “Sufragio Efectivo, No Reelección”. Es el lema de la Revolución por lo que ha sobrevivido generaciones y seguirá estando entre los mexicanos.

Sin embargo, ¿esa propuesta sigue vigente? ¿Es aún válido pensar que la no reelección es el mejor mecanismo para garantizar una vida democrática? Yo considero que no. Una vida democrática no se crea por la posibilidad de reelegirse una o dos veces, sino por la capacidad que tienen los ciudadanos de elegir a sus propios gobernantes.

Cada vez es más visible la necesidad de contar con representantes que puedan estar en un cargo público más de una vez, esto se debe principalmente a dos razones. La primera de ellas es que los funcionarios públicos adquieren mayor experiencia lo que les permite dominar las tareas de un cargo en específico, y la segunda es que la reelección es un mecanismo para incentivar a los congresistas y en general a cualquier persona de cargo público a cumplir sus promesas para que puedan seguir en el poder.

En el primer caso hacíamos referencia a la importancia de dominar las tareas de un cargo en específico. Para el caso de los diputados, por ejemplo, tres años en el poder puede representar un periodo corto de tiempo para entender por completo sus responsabilidades y poder generar eficiencia. Es claro que no existe una escuela que permita a los diputados tener previamente una experiencia como la que obtienen al tomar su cargo; legislar es una actividad para la cual se necesita desarrollar cierto grado de maestría para volverse cada día más eficiente.

La segunda y aún más importante razón es que la reelección es un mecanismo para incentivar al cumplimiento de las promesas de campaña, pues de lo contrario la gente no votaría por esos candidatos para continuar en el poder por un segundo periodo. Cuando existe un mecanismo para la reelección los servidores públicos saben que deben ganar de nuevo el voto de las personas; por el contrario, cuando ya conocen de antemano su fecha de término no tienen incentivos para dar un esfuerzo adicional.

Ese es un principio básico en la administración; de hecho, los diputados no tienen incentivos sobre ascensos o aumentos de salarios. El único compromiso que tienen es con su partido, por lo que se esfuerzan por entablar relaciones de largo plazo con los altos funcionarios de la bancada en lugar de preocuparse por los intereses del pueblo.

Ahora bien, es necesario entender que no es sencillo cambiar la mentalidad de las personas. Estoy completamente consciente que promover la reelección en México es tarea difícil. Como lo mencioné al inicio, existe un gran tabú en el país sobre este tema, y además la percepción que la mayoría de la población tiene acerca de los diputados no es favorable. Si se hace la propuesta de reelección puedo imaginar que la mayoría de las personas pensará que sólo se trata de una estrategia para quedarse en el poder y seguir ganando mucho dinero.

Es por ello que una idea de esa magnitud debe ser precedida por una campaña educativa en la que se informe a la gente las ventajas de generar experiencia para el desarrollo de competencias en la administración pública. Además es tarea de los diputados ganarse de nuevo la confianza de la gente para que al momento de proponer la reelección no sea visto como una artimaña para quedarse en el poder. Sin duda alguna la principal reto de nuestros congresistas es generar credibilidad.

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