
Por José Antonio Bruni Villaseñor
En las últimas semanas he escuchado a diversos catedráticos de mi universidad haciendo énfasis en la importancia de la reelección como mecanismo para garantizar la rendición de cuentas. Dicen que así los diputados, senadores, y hasta el mismo presidente se preocuparían por cumplir las promesas que hicieron desde el inicio.
Quién no recuerda la famosa promesa de ser “El presidente del empleo”, que lanzó Felipe Calderón durante su propuesta. Sabemos que México está pasando por los peores niveles de desempleo de los últimos años. Si bien se debe a la crisis económica mundial, también es cierto que la presidencia de la República no ha hecho mucho para promover reformas estructurales que promuevan la generación de empleos. ¿Acaso Calderón se preocuparía por generar más empleos si hubiera la posibilidad de reelección? No lo sabemos.
Lo que sí es cierto es que nuestros gobernantes no son blancas palomas. Cada vez que alguien menciona la posibilidad de la reelección viene a mi mente la idea de Carlos Salinas de Gortari reeligiéndose indefinidamente, engañando al pueblo con ideas de prosperidad económica basadas en el endeudamiento. Yo creo que dar la oportunidad de reelección no necesariamente motivaría a los funcionarios públicos a cumplir sus promesas para quedarse un periodo más, sino que también los motivaría a decir mentiras y engañar con más astucia para hacer creer que son la mejor opción para continuar en el cargo. No dudo que Salinas de Gortari hubiese ideado algún mecanismo para mantener la prosperidad del país un sexenio más a cambio de dejarlo aún más en la ruina a su salida.
Nuestros gobernantes no están preparados para la reelección. Vemos que muchos de ellos sólo ocupan esas posiciones para gozar de los frutos del poder, como lo hemos visto con célebres figuras como Pancho Cachondo o Irma Serrano. Si esas personas son capaces de hacer lo que fuera por estar un periodo en el poder, ahora imaginémonos todo lo que harán para llegar a un curul sabiendo que pueden quedarse allí de forma indefinida.
Otra consecuencia sería que los partidos políticos podrían colocar a funcionarios de manera indefinida en el poder. Es decir, si la reelección fuera indefinida también para las posiciones plurinominales entonces tendríamos que los partidos políticos podrían dejar en esas vacantes a funcionarios públicos por décadas. De hecho, hasta podrían venderse esas posiciones pues meter a una persona al Congreso de la Unión podría significar dejarla allí para siempre.
Como vemos, existe mucha ambición para ocupar los cargos públicos, y la posibilidad de la reelección haría que esa ambición se incremente pues los beneficios de entrar al poder son mayores. Esa ambición descontrolada haría que los funcionarios públicos comentan atrocidades que hasta ahora no hemos visto, pero de las cuales seguro son capaces de realizar.
Además, considero que la reelección no es positiva pues siempre debe existir la posibilidad de incluir a nuevas personas dentro de la vida política. Ellas le dan vitalidad y nuevas ideas al ejercicio democrático.
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